martes, 22 de julio de 2014

Morir con estilo

Hoy se me acercó un señor a ofrecerme un plan de protección familiar. Al inicio pensé que era un tipo de seguro o algo similar, pero no; se trataba de una funeraria mediante la cual, sin prima y con cuotas de 5000 colones por mes, uno se asegura un entierrito caché, buena calidad y con todos los lujos. Me ofrecieron servicio de cremación, patologías, traslados a nivel nacional (por si me quiero enterrar allá en la playa, pensé) y servicio personalizado (ya para qué, si no lo podré disfrutar). Me vendía la idea con carrozas en color dorado, blancas y negras; servicio de flores en la iglesia y en la capilla, rotulación para que los malamansados en la calle no se tiren y esperen a que pase el muerto; agüita para la gente que va caminando, una promoción en cajas de peluche gris y café (si vieran la congoja al llegar a esa parte). 
Al final le dije al señor que no, que yo no era de la zona, pero él rápidamente me recordó lo de los traslados a nivel nacional, "llegamos donde necesite", me dijo. Por todo lado traté de zafarme, pero él insistía muchísimo (llegué a pensar que me quería muerta para poder usar uno de sus planes). Me dejó sus datos y una extraña hoja cuyo encabezado era "Celebramos 50 000 horas de servicio". ¡Quién diablos celebra con la muerte!
Aunque a veces vivir es complicado y tiene sus mates, ahora morirse es carísimo; bueno, si uno quiere morir con estilo.


La equilibrista
Erika Kuhn