Cenizienta debía entregar sus zapatillas a
las 10:20 p.m. Le encantaba el teatro, pero siempre le incomodó tener que salir
corriendo a tomar un taxi para llegar a tiempo. No sabía por qué, pero siempre
algo le dijo que le estaban robando un par de horas valiosas.
La llamaban Cenizienta no porque anduviera
manchada de ceniza o porque oliera a tan interesante polvo. Cenizienta
resultaba de su afición por los ceniceros; aunque ella no fumaba, muchos de sus
amigos y conocidos lo hacían. Cierto era que comenzaba a ser fumadora pasiva,
pero ante los cuestionarios, en su visita al médico, en la típica pregunta
¿Fuma usted?, un rotundo no, redondo y claro, salía de su boca ligera.
Los tenía de todos los tamaños y colores.
Cada vez que iba al teatro, intentaba topar con espectáculos en horas
tempranas, para después salir con sus amigos y conocidos a algún bar. Allí,
aprovechaba y coleccionaba el cenicero que les dieran en cada uno de esos
lugares.
-Matamos dos de un tiro, decía. Visita al
teatro y cenicero nuevo.
Los había en formas de hojas, con líneas
curveadas, otros cuadrados, de materiales diversos: madera, plástico (aunque
algo derretidos), aluminio y cerámica. Odiaba cuando, aún viendo que sus amigos
y conocidos fumaban, no les colocaban un cenicero en la mesa. El tiempo pasaba,
casi las 10:00 p.m. y a veces el cenicero no llegaba… 10:10 y nada aún. Más de
una vez estuvo a punto de salir sin nada en sus manos. 10:15 p.m. y aparecía. Sus
ojos brillaban como las brasas de los cigarrillos en la mesa. Ese era su
cenicero. Y a las 10:15 p.m. corría despavorida, botando todo a su paso, hacia el
taxi, con cenicero en mano. Entregaba zapatillas a las 10:20 p.m.
¡Ay Cenizienta, la de los ceniceros!... víctima
de robo: dos horas menos.
La última de sus visitas al teatro fue el
jueves pasado. Eran las 10:15 p.m. y el cenicero no aparecía… 10:17 p.m. y nada…
10:20 p.m. y apareció. Lo tomó, pero esta vez no corrió hacia el taxi. Ninguno la
vio salir. Lo único distinto fue que en la mesa el cenicero era doble y un tanto distinto a los demás: dos pies
huecos, talla 38.
1 comentario:
Me encanta!!!!! yo hice uno un poco más trágico derivado de "La cenicienta", pero éste realmente me gusta. Por si lo quieres leer http://losmalostristesdelcuento.blogspot.com/2010/09/la-hermanastra.html
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