miércoles, 14 de enero de 2009

Ignacio le habla a Ignacio


Sí, tú. ¿Qué acaso no puedes dejar de llorar? ¿Qué no te aburre andar siempre la cara hinchada y sucia? Mírate, abandonado, con la misma ropa de ayer; sin más que tres monedas, una caja de cartón para dormir y la frazada que le robaste al viejito de la esquina mientras él andaba de compras en el basurero de la cuadra siguiente.

Sí, tú, Ignacio. Nachito, como alguna vez te llamaron.

Nachito, no. Nachito, ¿por qué me fastidias? ¡Nachito! Qué vamos a hacer contigo.

¿Qué no eres ya un hombre? Dieciséis años han tenido que servir de algo. Acá los niños son hombres, nunca niños. Prohibido no crecer. Madura Nachito. Dieciséis años han tenido que servir de algo.

Hey, tú, muchacho. Otra vez con tus cosas. Deja eso. No es un espejo. Es sólo el frasquito que te dejó la vecina de arriba para que dejes de hacer tus necesidades en su jardín.